viernes, 19 de agosto de 2011

Java , fútbol y oscuridad

Me encuentro ahora mismo en el aeropuerto de Jakarta, me confundí esta mañana y en vez de venir a las 18:50, me vine como a las 11, porque pensaba que mi vuelo salía a la 13:50 y me he debido pasar en el aeropuerto, todo el santo día, moviéndome de un lugar a otro y muy aburrido.
Jakarta es una ciudad fea, gris, siempre hay una especie de bruma que la recubre, que mezclada con la gran polución del aire, producen una atmósfera bastante pesada para vivir el día a día; me recuerda a Lima en eso, porque también había una bruma así. No he podido, ni tampoco querido visitar demasiado la ciudad. Al llegar, me fui a hacer algo corriente, como por ejemplo, ir a comprar un teléfono, que no he comprado, porque cuestan igual que en Europa, y lo hice por hacer algo, porque en cuanto se ve la cantidad de edificios enormes, grises y sin vida, las ganas de ver la ciudad mueren repentinamente. Hay imágenes curiosas, interesantes o incluso desagradables cuando accedes a la zona de los hoteles, que es la zona turística, con el autobús. Está lleno de casas al borde de los canales, y es curioso que las casas que más cerca están de los canales, son casas muy malas, de madera, y que entre ellas y los canales, está lleno de basura. Lo impresionante es que tras las malas casas de madera hay siempre otras casas bonitas, de cemento, bien construidas. Es muy extraño este agresivo contraste.
Por otra parte, Jakarta cambia por la noche, aunque no la viví demasiado, porque aun arrastro un maldito constipado a causa de la climatización que me llevó de Lombok a Flores. Por la noche Jakarta se transforma y todo el mundo sale a la calle y la calle se llena de paraetas donde se venden zumos de fruta, platos baratos de comida indonesia y la temperatura baja, no se ven los cielos grises y brumosos y no pesan sobre la piel gracias a la menor temperatura, y se vive mejor. También hay mucha fiesta y es muy fácil ligar aquí si se busca, pero sinceramente, no era mi intención.
Estoy algo cansado y acaban de retrasar mi vuelo 45 minutos, así que me estoy cagando un poco en todo, porque voy a llegar como a las 23 al aeropuerto de Singapore y luego tengo que buscar algún lugar donde dormir, sacar dinero. Es demasiado tarde, pero quizá me quedo en el aeropuerto a dormir, o quién sabe, mañana vuelo a Kuala Lumpur y luego a Kota Bharu para ir a bucear 4 días al norte de Malaysia.
Estoy cansado también porque anoche me hizo ilusión levantarme temprano para ver el partido que enfrentaba al Real Madrid contra el Barcelona, de la Supercopa de España. Lo vi con gente del hotel que se habían levantado a las 4 de la mañana para verlo también ¡Increíble la pasión por el fútbol de la península en estos rincón del planeta! Lo curioso y de una parte lo mejor es que todos los del hotel iban con el Real Madrid y fue el Barça quien ganó para mi especial regocijo.
Salgo ahora de Indonesia y echando la vista atrás, creo que es un país que me ha gustado y bastante, pero creo que más que el país, lo que me ha gustado son las experiencias que he vivido en él, aunque han habido unas cuantas cosas que me han estropeado algo el viaje: de una parte, la dinámica de tener que coger aviones cada vez que se quiere cambiar de isla, el dinero que cuesta, la ruptura de ritmo, tener que organizar tus días para cogerlos, eso hace no estar tranquilo, pero también, la cantidad de turismo, que produce que los indonesios estén normalmente más interesados en dinero y sean poco respetuosos. Hay zonas donde esto no ocurre, como en Papúa, donde aunque están interesados por dinero, hay mucha mucha gente auténtica, la gente más auténtica de toda Indonesia para mí, y también en Sulawesi, aunque menos, donde la gente también estaba muy interesada en los extranjeros, simplemente, no tanto por cuestiones de dinero, aunque también. Es un país que me ha gustado, pero es un país donde no volvería, quizá a Papúa, con una tienda de campaña y me haría las diversas poblaciones poco a poco, disfrutando de la gente de allí y viendo esos paisajes tan maravillosos, pero no creo que volviera al resto de Indonesia, porque no me ha resultado tampoco una ciudad tan interesante como otras. Habiendo visto sociedades como la Iraní y la Myanmaresa, a este país le faltan cosas para ser interesante. La gente habla inglés, pero no es muy cultivada, y no he podido tener ni una conversación sobre política, por ejemplo, sólo la tube con extranjeros. Y la situación no sé, no la veo tan interesante, aunque interesante lo es. Creo que me falta un algo, alguna cosa. Creo que la próxima vez me buscaré un país que me parezca más complejo, quizá volver a América Latina, Bolivia, Colombia, quizá otra realidad asiática, como la India o Pakistán.
En unas horas llego a Singapore, no sé si lo escribo bien, pronto os lo cuento.

jueves, 18 de agosto de 2011

Machismo, volcanes y estrellas de la televisión

Me encuentro ahora mismo en Maumere, ciudad al este de Flores que será mi último destino en esta particular y otra vez distinta isla del bastísimo archipiélago indonesio. Me encuentro ahora mismo en el aeropuerto, son las 6:36 y se supone que mi vuelo sale a eso de las 7:40. Maumere es seguramente una ciudad sin interés turístico. Es fea, polvorienta, miserable, pero de un gran interés sociológico: está mucho más sucia que Wamena o que Sentani, en Papúa, cuando está en una isla que es mucho más rica que la otra.
Sé que llevo unos días sin escribir, y no es porque no tenga nada que decir, es sencillamente, que no he tenido quizá mucho el tiempo, o la fuerza. El problema es que normalmente escribía en las noches mis pots, pero es que en Bajawa hace mucho frío de noche y sólo quieres estar en la cama, y en Moni, mi último destino, no hacía tanto frío, pero el suficiente como para que estar al lado de la cama con un ordenador explicando el día, no sea lo más atrayente que se pueda hacer.
No os he contado, por ejemplo, que tuve un accidente de moto con Maurine en Bajawa, no sabía que en una moto de marchas, cuando se va cuesta abajo hay que frenar con el freno de atrás, entonces, alquilamos una moto no muy buena, y además en un momento de mucha bajada, cargué el freno de delante y al final no podía frenar y me tuve que retirar a un lado de la carretera para poder hacerlo. Fue un simple accidente a 10 km por hora y no tengo nada grave, sólo un pequeño moratón en la pierna, que ni siquiera se ve. Lo peor fue el susto, y que habíamos averiado un poco la moto, y eso, porque realmente no estaba nada bien. La buena parte en el problema es que unos chavales, más jóvenes que yo en seguida nos atendieron, aunque caer no nos vio nadie, y nos dijeron en seguida que había que ir a su casa a arreglar dos pequeñas cosas que se habían torcido. Fuimos y las arreglamos, y más tarde el problema fue que debimos arreglarnos con el propietario, al que yo tenía ganas de decirle que se comprara una moto nueva y que con otra no me hubiera pasado, pero el tipo parecía muy gentil y se arregló rápido, por muy poco dinero: menos de 6 euros cada uno!! Quisimos invitar a los chicos que nos habían ayudado a comer, pero no vinieron al final, supongo que porque en la noche en Bajawa hace en realidad muchísimo frío como para andar conduciendo motos, aunque también quizá porque uno intentaba llevarse a Maurine a “dar una vuelta en moto” y Maurine les dijo de cenar todos juntos.
Al día siguiente, como Flores es una isla con muchos volcanes y hay muchas fuentes de agua caliente, fuimos a un lugar donde nos podíamos bañar en agua que estaba muy muy caliente, creo que unos cuarenta grados ¡Fue mi primer baño de agua caliente en todo el viaje! Aunque no sería el último, porque en Moni, nuestro siguiente destino, también había aguas de este tipo, aunque menos salvajes, y no tan limpias. Si en las primeras nos bañábamos prácticamente en un río, en las segundas habían una especie de dos piscinas, donde se bañaba muchísima gente. La primera estaba por encima de la segunda y es donde se bañaban los hombres. En la segunda, las mujeres. La primera no estaba increíblemente limpia, digamos, pero es que además el agua de la primera, caía a la segunda, así que os podéis imaginar que la de las mujeres estaba todavía menos limpia. Yo me metí, disimulé un poco, y al salir me fui al chorro y me bañé directamente allí, con jabón y todo.
En el viaje de camino a Moni, oh, gracia del destino, nos encontramos en el mismo autobús, con uno de los que nos reparó la moto, que iba a estudiar a Maumere y nos contó, que el otro se había ido a Ende, a estudiar también. Yo me alegré en verdad de poder pagarle una comida (a un euro) que finalmente pude pagarle.
En Moni, la principal atracción era el Kalimutu, un volcán inactivo que tiene además unos extraños lagos en su cráter, que pueden tener además tres colores distintos y que es todo un dilema, según decía la gente del lugar, saber porqué cambian de color. Subimos el Kalimutu, como no lo hace nadie, andando, porque todo el mundo se levanta más temprano o más tarde, toma un ojek (moto-taxi) o un bemo (pequeña furgoneta con pasajeros), llega al parking del Kalimutu, y en un paseo de veinte minutos se rinde a la montaña. El día en que fuimos era además un día en el que se hacía una celebración en la cima y habían bailes tradicionales y gente vestida para la ocasión. En el camino a la cima, pudimos disfrutar de paisajes muy bonitos, lo malo es que ya llegando a la cima, las nubes cubrían toda la visión, y lo único sensacional era sentirse en un jungla, donde veíamos monos y todo y se respiraba un olor húmedo, muy agradable.
En el camino a la cima, también nos sucedió otro de esos pasajes habituales ya en Flores, y es que las mujeres viajeras lo tienen que pasar realmente mal por aquí. Lo cierto es que a los hombres también se nos acosa bastante, pero se nos deja elegir y podemos decir no, pero para las mujeres es una falta de respeto total, que me quitaba incluso las ganas de estar con sus mujeres. Resulta que llegando a la cima, la gente nos pedía fotos, y normalmente pues es normal pensar que una foto no lleva a nada más, y si a mí una chica me dijo que eligiera entre cuatro, una, la que más me gustara, y le dije que no podía, porque todas eran demasiado guapas, y me fui, a Maurine, unos tipos, tras una foto intentaron besarla en los labios, y eso era muy desagradable. Además, por la noche, nos sucedió que un tipo con el que Maurine se había mostrado simplemente simpática, estando en un restaurante comiendo, entró con un amigo y se pusieron delante nuestra. A mí se me activó el sexto sentido que me lleva a que nunca me pase nada, me levanté y le dije a Maurine de irnos. Al salir, mientras yo no miraba, el tipo cogió la mano de Maurine e hizo un gesto dentro que quería decir claramente si quería follar. Al irnos a nuestro hotel, media hora después vino una chica diciendo que tenía miedo de que dos tipos vinieran a buscarla al hotel en la noche, una mallorquina, y yo confirmé tristemente que mi sexto sentido funciona bastante. Este es el peor aspecto de esta isla, sobretodo para las mujeres: la gran falta de respeto para ellas y verlas como carne, pero de manera muy desagradable, porque yo no tengo nada contra el sexo, al revés, mucho a favor, me puedo morir en el siguiente avió que coja, así que hay que vivir el cuerpo, pero las maneras aquí, no son maneras. Me acuerdo también, que en el camino en que veníamos de Bajawa a Moni, uno de los conductores, sin motivo ninguno, le dijo directamente a Maurine que uno de los letreros de su autobús, en donde había entre otros, pegatinas de la playboy, significaba una noche, en clara connotación sexual, para que se fuera con él y más tarde, cuando me fui al baño, aprovecharon para rodearla y sin tocarla ni nada, pero mantener conversaciones estúpidas, todas referidas a ligarla pero de un modo poco honesto. Yo no tengo nada con esta chica, pero a veces me daban ganas de matar a hostias a estos grandes maleducados.
También nos sirvió para preguntarnos cosas, como por ejemplo, cómo será ligar aquí o si conseguirán ligar con esos métodos. Yo creo que si lo hacen es porque consiguen cosas, pero creo que debe de existir también un mito hacia la occidental, como mujer fácil, quien sabe por qué, ¿un imaginario común en donde se cuenta eso? ¿que a alguien le salió y todo el mundo lo cree posible? ¿el cine porno, que tanto mal hace? A saber, pero es desesperante, tanto para ellas, que lo sufren, como para nosotros, que las vemos sufrir. La mallorquina estaba asqueada con tanta proposición. De todas formas, esta parte no quita las buenas vivencias, los grandes momentos vividos aquí, con también muy buena gente, tan sólo, nubla un poco ese recuerdo.
Voy a salir ahora de Flores, llego en unas cuatro horas y media a Jakarta, y Maurine se ha ido, se fue ayer dirección a Dempassar en Bali, con un avión desde Ende y se va esta noche con un avión a Suiza. No os lo había contado antes, pero Maurine es una estrella de la televisión Suiza, y en este viaje, alguna gente la ha reconozido, y si buscáis Maurine Boutin Mercier en google, la encontraréis, es rubia. La verda es que tras viajar casi veinte días con ella y conocerla y conocerla, que se vaya es muy triste, he llegado a quererla muchísimo, y me encantaría volver a verla. Maurine es una persona muy especial, muy inteligente, muy simpática, con mucho humor, una de esas personas que no querrías que se fueran jamás de tu entorno, pero la vida sigue y el mundo es así. Espero, como a Santi, poder volver a verla muy pronto y seguir manteniendo este buen espíritu que creamos en este viaje.

Hasta ahora Jakarta, hasta menos que nada, Maurine, hasta muy pronto para los que tras más de un mes, seguís leyendo mis posts, en especial a mi familia y sobretodo a mi hermana, que se llama Azahar y que claro es una de las flores más bonitas de esta isla que es Flores :)

jueves, 11 de agosto de 2011

Frío, castas y portugueses

Me encuentro ahora mismo en Bajawa, todavía en la isla de Flores y me siento muy contento de haber hecho el esfuerzo de llegar hasta aquí; este lugar es magnífico. El paisaje y el clima de Bajawa, son creo, de los más extraños que vi en mi vida. Bajawa está lleno de palmeras y de largas y gruesas cañas de bambú, asemeja muchísimo a un paisaje tropical y sin embargo, en Bajawa hace un frío increíble que me ha llevado incluso a tenerme que comprar una chaqueta. No se en verdad a qué se debe porque la ciudad se sitúa a 1100 metros de altura, pero estamos en el ecuador y jamás pensé que pudiera hacer tanto frío estando tan cerca del ecuador. A decir verdad, de una de las cosas que me he dado cuenta es de que Indonesia puede ser un paraíso para muchas cosas, pero que en Indonesia la temperatura no es tan alta como pudiéramos pensar y que cada día llueve. El único lugar de toda Indonesia en donde pasé un calor increíble fue en Papúa. Un calor más adaptado a mí; ya sabéis que soy como un lagarto y que siempre estoy bajo el sol.
Bajawa es conocida por ser la región donde viven los Ngada, que son una antigua asociación de tribus, con 4 clanes diferentes, que hasta principios del siglo XIX tenían un rey y su sistema social estaba rígidamente dividido en castas. Los Ngada siguen viviendo como hace siglos, y aunque tienen casas más modernas y ya no hay rey, las gentes sólo se pueden casar con gente perteneciente a su casta y hay cuatro, ni más ni menos.
Otro aspecto interesante de los Ngada son los sacrificios. De antigua confesión animista, construían unas extrañas sombrillas, como de playa -no pretendo comicidad-, y alrededor un montón de grandes piedras que representan fuerza. También, una especie de casas muy pequeñitas, con la puerta muy pequeñita, de madera y paja, como las sombrillas. Las sombrillas representan los ancestros barones y tienen forma fálica y las casas representan ancestros mujeres y es curioso que en las casas sea “donde podemos entrar”, en clara creo, connotación sexual. Para la construcción de ambos, se deben sacrificar muchos animales, búfalos y cerdos sobretodo, y hay que saber que un búfalo en indonesia puede costar unos dos millones de rupias indonesias, para un país donde el salario medio no debe de pasar los doscientos mil euros por mes. Imaginad llegar hasta dos millones y que encima con eso sólo tenemos un búfalo y que necesitamos por lo menos cuatro, e imaginad tener que repetir el proceso cada veinticinco años. Es mucho dinero, y una dura presión social.
Aprendimos todo esto visitando un antiguo poblado Ngada, donde nos encontramos una mujer que nos lo explicó voluntariamente, que tiene muchos amigos barceloneses y que trabaja con ellos para de desarrollo de su región, recibe un salario, y que es descendiente directa del linaje del último rey. Fue ella quien nos invitó también a una boda Ngada, lo cual fue interesantísimo. Todo el mundo estaba muy borracho, con vino de palma y bailaban en mitad de una pista de tierra, muy lentamente; era muy divertido. Bailaban eso sí, con música moderna y nos pedían que bailáramos. Ya sabéis que siempre en estas ocasiones digo como Drexler que “los músicos no bailamos”. Había también un tipo muy pesado mirando fijamente a Maurine, bailando todo el rato en frente de ella, y tenía el tipo una mirada extraña, una mirada que a ninguno de los dos nos gustaba y decidimos irnos de allí. Es cierto también, que en la boda se podía comer por casi nada de dinero, y que dando el equivalente a unos 80 céntimos de euro, nos pusieron para comer una barbaridad de comida, con búfalo y cerdo, y sopa y arroz y vino de palma, y que yo acabé harto y tocado por el vino de palma, que empieza a gustarme cada vez más.
Fuimos también ayer a otro poblado Ngada, a Bena, y fue también muy bonito, situado a los pies de un volcán que surgió tan sólo hace 10 años, de la nada ¿Os imagináis? Hay un terremoto cerca de casa, desalojas y te vas lejos y cuando vuelves ha nacido una montaña, un volcán, y vives entonces al lado de una montaña!!! Es cierto que este tipo de situaciones no son muy corrientes, pero Indonesia es el lugar del mundo con más actividad sísmica del mundo y eso es debido a que es tierra de volcanes, porque la lava hace mover las placas tectónicas, así que en estos parajes del mundo, es donde es más normal que te salga una montaña al lado de casa, que en cualquier otro lado del mundo: “que no se mueva la tierra, que no se mueva la tierra, que no se mueva la tierra... :D ”
Es también un lugar donde los aspectos cambian más y más, y aquí son cada vez más morenos y cada vez menos asiáticos, debido a la mezcla de hace siglos entre portugueses y gentes del lugar, que yo creo que tuvieron que mezclarse también con los bosquimanos, porque mira que son oscuros, aunque no diría que negros. Aquí la constitución es menos fina y hay chicas con caderas, además de que ellos también pueden ser más gorditos, a diferencia de lo habitual en el sudeste asiático, claros y finos. Ellas pueden tener también el pelo rizado y a decir verdad, yo las encuentro las menos bonitas de Indonesia, cuestión de gustos, después de las papúes.

En fin, tiempo de seguir, tiempo de ver más cosas, os voy contando, como sabéis, hasta pronto.

lunes, 8 de agosto de 2011

Mercados, geikos y caribes

Me encuentro ahora en Ruteng, en escala para ir a Bajawa y ayer estaba aun en Labuan Banjo, y del mismo modo como llegando a Wamena uno tiene la sensación de llegar a otra Jamaica, llegar a Flores es como llegar a otro Caribe, con su todo de palmeras, su verde cálido, sus aguaceros a la tarde, pero sobretodo la calidez de sus gentes, que tocan, que preguntan, que hablan, que quieren y son curiosos, que viven en casas de madera y se nutren de las relaciones que mantienen entre ellos.
Flores está más lleno de geikos que de flores, quizá porque estamos en estación seca. El geiko es uno de mis animales preferidos. Son una especie de lagartijas que viven de día y de noche y algunas de sus especies cantan como si fueran pájaros y cantan realmente fuerte y bien. Los geikos comen y eso es lo mejor, un montón de insectos voladores, entre ellos los mosquitos, que tantos problemas pueden traernos por estos contornos. Y puedo pasarme horas viendo cómo comen moscas y otros bichitos voladores y ver en cada una de sus comidas una victoria, ver en cada una de sus presas la sensación de ser menos presa yo ¿quién sabe si se están comiendo uno de esos mosquitos que podrían transmitirme cualquier cosa? Además me encantan sus movimientos, porque son capaces de saltar y de moverse muy rápido, pero su movimiento habitual es alternar estar quietos con moverse muy rápida y dinámicamente. Para mí son como un talismán protector, pero además un bichito que me gusta mucho, unos de mis animales preferidos.
Ayer por la mañana no sabíamos dónde ir y había la posibilidad de intentar ir a ver los famosos dragones de Komodo, que son una especie de cocodrilos que tienen tres ojos, que pueden hacer unos tres metros de largo y que son altamente peligrosos, y son una de las especies animales más antiguas que se conoce, se les pretende una especie de dinosaurios que sobrevivieron, unos de los pocos. De todas formas, vale un montón de dinero ir hasta la isla de Rinca para verlos y sólo se puede ver con circuito organizado, con un montón de otros turistas, que irán a tomar un montón de fotos, verlos desde lejos, con otro guía y para mí se va todo el encanto. Maurine me propuso coger un autobús cualquiera, el primero que encontráramos y decirle de conducir hasta donde nos apeteciera. No entienden mucho aquí el concepto de vagar para el turista y no podían comprender mucho que unos turistas no supieran dónde ir, así que no nos llevó muy lejos, y acabamos en una especie de bazar de la ciudad.
Los bazares de cualquier parte del mundo son de los lugares más interesantes que se puedan visitar en cualquier país en que caminemos, porque la gente muestra siempre su modo de ser, de relacionarse, de comerciar. Muestra lo que comen, muestra claro, los productos específicos de cada país, la fruta, también la exótica y otros alimentos, los utensilios comunes, etc. Vi ayer muchas de las frutas que ya conocía de mi anterior viaje por estos lindes, y vi que se venden muchos machetes, vi el betel, que se aleja de las zonas más modernas, más turísticas, aunque aquí no hay tanta gente que lo masca como en Papúa. Vi arroz negro, y unos fardos de arroz hechos con hoja de parra, vi grandes cocos y un hombre que los pelaba con un gran machete, y pollo expuesto al sol y pescado, sin refrigeración, pero bueno, podéis estar seguros que productos más frescos que aquí no encontraréis, porque de hecho creo que es el único país del mundo en donde del estómago, todavía no me he enfermado.
Estábamos en el mercado y nos sucedió una de las mejores situaciones del viaje y que no pueden suceder si no te alejas de los circuitos turísticos y de sus dragones de Komodo. Unos niños nos llamaron y vinieron a hacerse fotos con nosotros, y yo los fotografié de mil maneras, formas, gestos. Entonces apareció el padre hablando unas palabras en inglés y al rato de seguir caminando, habiendo dejado ya a la familia atrás, vino de nuevo el niño muy agradable, y cogió a Maurine de la mano y la llevó a su casa. Muy bonito. Luego el padre nos invitó a café tradicional de Flores, muy bueno y nos comentó que había querido ser guía turístico y que era la razón por la que hablaba un poco de inglés. Ahora se dedicaba a hacer comida para cerdos, que vendía y a vender otras cositas. Con eso debía alimentar una familia de cinco hijos y una mujer. Vivían en una casa en verdad muy miserable: de madera, con una cama para todos y sin mosquitera en un lugar endémico para la malaria, aunque esta afecta más cuando llegan las lluvias, en septiembre u octubre. La enfermedad la ha padecido aquí todo el mundo unas cuantas veces en su vida, y el mismo hombre que nos hablaba, la había padecido unas nueve veces según él. Nos contaba, también, que la electricidad le costaba mucho dinero, 10 euros por mes, ¡qué rabia que 10 euros al mes sea mucho dinero! ¡Y qué rabia no poder darle mi mosquitera, porque a decir verdad, yo la necesito también, pero si fuera el final del viaje, se la daba! No fuimos a ver los dragones, pero fuimos a ver a personas en un lugar donde jamás veían europedos, y el tipo estaba súper agradecido y nos quería invitar a comer pero rechacé, por no verme luego en el aprieto de querer pagarle la comida y que él no acceda: esa comida la necesita para sus hijos.
La nota discordante del día, y que es una tendencia que se va intensificando conforme nos adentramos en esta isla, es el hecho de que vemos poco respeto por el occidental y que se trata a hombres y mujeres como trozos de carne. Nos alejamos un poco de la calle turística ayer anocheciendo y fuimos hacia el mar, a pasar un rato, y llegamos al puerto, y unos niños empezaron a tocar el culo a Maurine y luego a mí incluso. Yo me giré y le dije oye chaval, no te pases, pero es que a Maurine, uno que ya no era tan pequeño llegó a meterle mano en el agujerito y eso sí fue muy desagradable y gente mayor que estaba por allí no dijo nada, no intervino. Estamos constatando, que conforme más nos adentramos, ahora más en Ruteng, las sugerencias hacia ella, incluso estando conmigo e incluso diciendo que estamos casados “para protegerla”, son muchísimas, se la rifan bastante desagradablemente y ella siente sus ojos pesados que no le gustan. Pero es que incluso a mí, cuando estoy solo es alucinante. Sobra un paseo de veinte minutos para alguna chica sobretodo en grupo te haga saber que le gustas, de manera un poco, incluso maleducada y parece que llegar a algo más es bastante sencillo. No sé, mira que me gustan a mí los piropos y el cariño y tal, pero es que aquí es un tanto extremo y llega a ser incluso molesto. En fin, eso no es más que un pequeño punto desagradable del viaje, y de todas formas lo pasamos muy bien, no nos quita tanto aire el hecho de esta característica, pero molesta.
De todas formas, siento conforme entro en Flores, la entrada a la autenticidad indonesia, siento que ya no están todos los comercios preparados para el turista, como en Bali o Lombok y esta es una isla preciosa, llena de paisajes volcánicos y de arrozales, una de las tierra con más movimiento sísmico del planeta, muy interesante y muy bella de explorar.

Pronto os cuento más: besos y flores.

sábado, 6 de agosto de 2011

Flores, ramadán y viajes imposibles

Tras salir de Bali y más tarde de Lombok, decidí con Maurine ir lo más lejos posible del turismo, para tener un verdadero contacto con la gente, que estábamos perdiendo en estas dos islas. A muchos os podrá parecer que esta huida empecinada del turismo es sólo una obsesión sin interés y que voy en busca de una exclusividad que no existe y todo eso y aquello, pero os diré que durante los días que estuve en Bali y luego en Lombok, me sentí como un monedero. El único interés de los lugareños en estos lugares era mi dinero, y no busco eso cuando viajo. Ahora mismo estoy en Lubuanbanjo, en la isla llamada Flores y que recibe su nombre por los primeros colonos de la isla, que fueron portugueses, y la relación con los locales aquí es completamente diferente. La gente nos sonríe en la calle, nos pregunta de dónde venimos y se interesa por nosotros, y esta relación es la que me parece interesante. Si me hago 10000 km. para estar en la otra parte del mundo y comunicar sólo con Europedos, ¿por qué diantres no me voy a Mallorca o Benidorn, que me saldrán más baratos? Me quedan unos doce días en Indonesia y los voy a pasar casi todos en esta isla. Ya he comprado un vuelo para volar desde Maumere a Jakarta el 17, el 18 me iré a Singapore, el 19 al norte de Malaysia, me sacaré el nivel de buceo “advanced”, para poder bucear hasta los treinta metros y me volveré a Europa.
Hace unos días, por otra parte, que comenzó el ramadán, pero el único lugar donde lo hemos sentido bien establecido debe de ser en Makassar, cuando estábamos en Sulawesi. En Lombok había un montón de sitios para comer, ningún problema con la gente. Ellos entienden que no somos musulmanes y que no tenemos por qué tener la misma obligación que ellos entonces se nos deja libertad de elección. En Flores no hay muchos musulmanes, pero justo en esta ciudad, alrededor del noventa por cien lo son y al igual que en Lombok se escuchan los minaretes a las 5 de la mañana para despertar al rezo. En Lombok fue bastante insoportable, la verdad: pusieron a un niño gritando durante horas el clásico musulmán allah weivak (o algo así, Alá es grande) y estábamos en un restaurante y nos tuvimos que ir de allí porque no podíamos ni siquiera hablar. Dicen, por otra parte, que en la isla de Java la gente es mucho más agresiva con la cuestión del islam y que comer en algún lugar público en la jornada sí que puede suponer que alguien se sienta molesto e incluso nos recrimine el hacerlo.
Hoy me siento un poco cansado, porque ayer vine directamente desde Lombok, vía tierra y mar, con ferrys. Salimos antes de ayer a las 10:30 y llegamos ayer a las 17. Un día y medio de viaje para 500 km. Encima el autobús nocturno era uno de los peores en los que me he subido en tiempo. Ponían gente en el pasillo y eran muy estrechos. Y la carretera era malísima y no había modo de estar quieto para dormir. No paraba de reírme de las posturas que tomaba Maurine, que hacía cosas rarísimas para poder dormir, incluso una vez me la vi durmiendo estirando una pierna. Muy divertido. De todas formas, prefiero viajar así y sentir cómo la gente de aquí viaja y porque no viaja, porque en verdad es pesado hacerlo. Porque para ellos es una tortura. Tengo hoy la garganta cargada como consecuencia de los malos aires acondicionados, pero estoy bien, se me pasa mañana.
Lo que sí me alegra es que por aquí la relación con los lugareños ya es otra, así que me voy a ir a disfrutarlo pasando por algunos poblados cercanos. Vine aquí en realidad pensando ir a ver el dragón de Komodo, pero me he dado cuenta de que eso está lleno de turistas y que ver al dragón se ha transformado en casi ir a un zoo, así que prefiero ver a la gente de los alrededores, que más y más turis. Pronto os lo cuento, de momento os mando besos y más besos.

martes, 2 de agosto de 2011

Ridículo y espanto al llegar a Mallorca

8:30 hora local, 1:30 en València, me encuentro en Bali. Antes de mi salida de Sulawesi, tenía una especie, más que de tristeza, de incertidumbre de dejar Sulawesi. Era consciente de que iba hacía los lugares más turísticos de este país, y me daba bastante miedo tanto europeo adinerado, que viene aquí a meterse en complejos turísticos y a ni siquiera saber que está en otro país, pudiera acabar por arruinar mi viaje. En un principio, tenía decidido venir a Bali y hacer si fuera posible, una especie de ruta alternativa, pero hablando con viajeros y más viajeros, llegué a la conclusión de que la ruta alternativa está tan secundada como la primera, y que no existe tercera ruta, así que he cambiado de idea y me marcho hacia Flores, la isla, poco a poco, y desde Ende, tomaré un avión a Jakarta, cueste lo que cueste. Sigo aun viajando con Maurine.
Ayer estuve otra vez en Makasar para coger el vuelo que me llevaría hacia donde estoy ahora. Ya no volveré en este viaje a esta ciudad y he descubierto que no es para nada interesante. Lo único que se puede visitar, que es el fuerte de Roterdam, que tiene un museo con la historia de la ocupación holandesa, tenía todas sus casas cerradas. Encima, ha comenzado el ramadán y con lo muerto de hambre que estaba, todo estaba cerrado, así que fui de excursión con Maurine a un centro comercial, a comer. Lo único interesante de la jornada ha sido pues, que me he dado cuenta de que los centros comerciales se gastan en Indonesia para demostrar poder adquisitivo. Todo está veinte veces más caro que en la calle, cuando tiene la misma calidad, y viene la gente con chófer a la puerta y salen de sus coches y el chófer sigue y todo tiene un aspecto patético y ridículo, pero necesitaba comer, auqnue luego quisiera salir corriendo de aquí.
Desde que he llegado a Bali, tengo la sensación de estar en Europa. Las carreteras están a un nivel excelente, tenemos todos los comercios habituales europeos, que si el pizza hut, que si mc donald's, ya casi no veo indonesios, excepto los que conducen los taxis y nos sirven los desayunos, y unos pocos que visten como en Europa, y hacen las mismas cosas. Me pregunto cuán diferente sería Bali cuando Margaret Mead a principios de siglo cuando venía a estudiar la cultura hindú de la isla. Esto ya no tiene nada que ver. No creo que este lugar vaya a enriquecer mi viaje, así que lo mejor que puedo hacer es marcharme, y es lo que voy a hacer. Pongo destino hacía la próxima isla, hacia Lombok, os pido disculpas por un post tan corto, pero es que no hay nada interesante como comprenderéis, que contar, esto es Mallorca, y os cuento algo nuevo pronto.

Buenos días desde Benidorm.

lunes, 1 de agosto de 2011

Pobreza, Stephen Wolf y ojos claros como amaneceres

Todavía con la moto, todavía en compañía de Maurine, todavía alojado en Rantepao, ayer estuve en un poblado de montaña llamado Sapan. La carretera es preciosa hasta Batutumonga, pero es más como el camino de los llanos. Cuando se pasa de Batutumonga, la carretera se transforma más en un camino de alta montaña y en algunos puntos parece que vaya a salir Heidi de algún rincón. La niebla es también más intensa, el aire huele más frío y las carreteras están a veces enfangadas y son difíciles para conducir.
No he hablado mucho sobre ello, prefería explicar lo magnífico del paisaje, pero es difícil conducir aquí, con un montón de baches en la carretera, con el barro de a veces, con las tremendas cuestas llenas de piedras. Un par de veces nos caemos de la moto, pero siempre muy lentamente, en punto muerto, parados. Voy muy lento y lo máximo a lo que llego son cuarenta kilómetros por hora, no más, así que un accidente no puede ser grave. Otro inconveniente es que se conduce por la izquierda, y que a veces hago estupideces, como tomar las rotondas a la inversa. Imaginad el espectáculo, aunque ya me voy habituado y cada vez que cojo la moto pienso, “izquierda, izquierda” y hago menos tonterías...
Ayer llegamos a Sapan, como digo, y al llegar encontramos una obra con andamios de caña de bambú, y andamios muy grandes, con pesadas, gruesas y largas cañas. Las descargaban de un camión como si fueran verdaderas vigas para construir un montón de casas tradicionales toraja, y en medio una plaza. Un hombre vino más tarde a hablarnos, un hombre que chapurreaba un poco de inglés, y pudimos entender que estaba construyendo un lugar ritual para el funeral de su padre, que había muerto el mismo año. Era un lugar muy similar al que vimos en los alrededores de Rantepao, en La'bo, cuando asistimos a los funerales y las ofrendas de cerdos y búfalos. Creímos comprender que el hombre estaba pagando toda esa construcción enorme, pero es que además estaba comprando un montón de cerdos y búfalos para ofrendarlos por la muerte de su padre.
Yo pienso, de hecho, que todo este sistema de entierros es obsesivo, y que constituye todo un sistema de pobreza, porque la gente gasta todo su dinero en funerales para sus seres queridos. No se puede escatimar, porque de hacerse el espíritu del ser amado velará para la desgracia de la familia por siempre. Eso supone que se pidan incluso créditos para honrar al máximo al muerto y que muchísima gente viva en un círculo vicioso de pobreza. El hombre que encontramos en Sapan, tendrá ya unos setenta años y si tras honrar a sus seres queridos, si a él le sucede una enfermedad o a los suyos vivientes, y tenía diez hijos, ni siquiera podría curarse, ni curarlos a ellos, puesto que aquí no hay seguridad social y los médicos se pagan.
Peses a ello, y pese a que el salario medio aquí es de unos doscientos euros, y pese a que esos datos son terriblemente confusos porque aquí los precios no son como en Europa y estos indicativos son muy tramposos, yo no veo en verdad, tan pobre a la gente aquí. Quiero decir, se nota que están nutridos, todo el mundo tiene una moto, no hay mendigos en la calle, aunque hay problemas con el alcohol.
Me reencontré ayer con Santi otra vez, en el restaurante donde como habitualmente, y nos dimos un abrazo y contamos nuestras batallitas a los que allí estaban, sobretodo el treking para locos. Lo cierto es que me alegré mucho de verlo. Lo veo esta noche otra vez y ya no lo veré seguramente en todo el viaje, pero seguro que lo veo por Europa, ya le tengo mucho aprecio y sé que él a mí también.
Ayer, cuando miramos la hora en Sapan, eran ya las 16:30, y aquí anochece a eso de las 18:00, debíamos entonces correr bastante, y de hecho llegamos como a las 18:40 masticando los mosquitos que salían a nuestro paso como consecuencia de la venida de la luna. Me gusta conducir mi moto y me gustan los obstáculos de la carretera y tener que evitarlos y todo eso. Me gusta la complicación de tener que conducir por la izquierda, sólo lo hace más divertido, me gustan los paisajes, la sonrisa de las gentes aquí, el olor húmedo. Me gusta lo que estoy viviendo y a veces me siento como Stephen Wolf en Born to be wild en busca de otra carretera desconocida, un obsesivo buscador de lo nuevo, un evadido, un fugitivo, un dandy huyendo del hastío. Voy a darle otra vuelta al motor entre caminos perdidos en búsqueda de una nueva frontera, de un nuevo arco iris, un nunca jamás, una isla del tesoro ¿alguien se viene?

Hasta pronto.

sábado, 30 de julio de 2011

Tomate, verdura y obsesión por la muerte

Me encuentro ahora en lo conocido como el sur de Sulawesi, lo cual es bastante gracioso si nos fijamos en el mapa, puesto que la región “geográfica” sur de Sulawesi está dividida por una larga manga de mar, que separa una parte y la otra de la isla, con el resultado de una especie de dos penínsulas que formarían un sur insular. Y a península de la izquierda, donde está Makasar, la llamamos el sur de Sulawesi, y parece como si la parte derecha, que está a la misma altura que la izquierda, fuera más Sulawesi central. Es quizá uno de esos ejemplos de Foucault, cuando hablaba sobre categorizaciones y cómo estas son más sociales que muchas veces “lógicas” -pese a que una suerte de lógica unitaria no exista fácticamente.
Sulawesi ha sido el escenario, durante un periodo que iría desde el final de los años ochenta hasta el 2006, cuando el gobierno trató de poner un poco de orden, de convulsos enfrentamientos entre diversos grupos opositores: los unos cristianos, los otros musulmanes. La teoría que más se acerca a dar una explicación, según mi punto de vista, es el hecho del pasaje de un orden social fundado en el cristianismo, a otro en donde el gobierno, como ya os explicaba en Papúa, hizo emigrar muchos musulmanes a la zona. Estos pasajes son desestabilizadores en todas las sociedades y aquí sucedieron ante todo con el gobierno de Suharto. La colonización por nacimientos tiene diversos precedentes en la historia, como cuando los judíos anunciaban que había que retomar tierra santa volviendo a vivir en lo que era antes Palestina y consiguieron “judaizar” el país. El caso es que no me extraña que si indonesia quiere ser un país, pretenda la ardua labor de cohesión de sus territorios. Para que no se sucedan movimientos independentistas, debe haber alguna o varias razones que unan y por las que las gentes se sientan integradas a esas comunidades imaginadas que son los países y no luchen por la desunión. La religión es un gran dispositivo de unificación de los países, como lo demostró el siglo IV romano cuando declaró la católica religión oficial del Imperio, renunciando al resto de confesiones e incluso persiguiéndolas. Roma consiguió gracias a ello orden y perdurar unos cuantos siglos más. En fin, las cuestiones de cohesión, de integración, son verdaderamente difíciles en cualquier lugar, y un extenso y tan diverso país como Indonesia, donde la lema nacional es “unión en la diferencia”, podemos imaginar las dificultades de unir este sagradamente bello y diverso país.
Estoy ahora en Rantepao, en lo conocido como la región de Tana Toraja, y creo yo percibir una gran obsesión por la muerte en estos contornos: se llenan las cuevas de tumbas, se exhiben calaveras en las entradas de las cuevas, cementerios donde las tumbas están hechas a partir de menhires, del tipo de Asterix y Obelix pero más alargados, menos redondos, hay un montón de cementerios muy distintos cada uno de los otros y se hacen unos funerales muy espectaculares, donde incluso las familias más pobres se endeudan para comprar cerdos y búfalos que serán sacrificados en ofrendas a los dioses y comidos por los más de cien o dos cientos asistentes al funeral, que no siempre son los familiares más cercanos o ni siquiera amigos. Puede participar prácticamente quién quiera, y claro, esto se llena de turistas.
Desde el día en que llegué aquí, tomando un detestable autobús nocturno desde Makasar, por una carretera en obras y en un trayecto que duraba unas ocho horas difíciles de dormir, encontré a Maurine, una suiza con la que ando viajando ahora. Fui con ella al primer día de funerales, a los que ellos en su lengua y no significando lo mismo que en la nuestra, llaman tomate. Me gusta estar con Maurine, porque huye como yo de las mareas de turistas, trata de sobretodo aproximarse a los locales y no a los europeos, y además tiene humor. El primer día de funerales, conseguimos ser invitados a una casa para ver el espectáculo, que estaba en lo alto y donde no había ni un solo turista, y del hecho de estar solos y honrar su desdicha creo que nos ofrecieron comer con ellos: arroz con cerdo recién sacrificado. También nos invitaron luego otro grupo de asistentes al funeral, a vino de palma, que es demasiado dulce, aunque se le coge el gustito y si no paras, acabas tontorrón.
Durante el funeral, se hacían distintos ritos, como que la familia principal del muerto salga en medio con camisas azules todos, los hombres, y hagan una especie de canto así como muy grave, como de siglos anteriores, como llamando a fuerzas inexistentes. Más tarde las mujeres llegaban y se metían en una casa, todas en fila india, de dos en dos y entonces los hombres se metían también en la casa. Había otras mujeres vestidas muy coloridamente, con una especie de espadas colgadas de la cintura, de las que desconozco su función, estaban muy guapas, y también una especie de chamán, con un escudo, vestido con pantalones y camisa de rayas de diversos tonos rojos, y el mismo tipo de espada, bailando todo el rato.
Fuimos también ayer a una de esas cuevas donde se entierran cientos y cientos de cadáveres, y nos dimos cuenta al llegar, que había que traer lámpara para entrar a la cueva, que estaba anunciada con verdaderas calaveras humanas, así que como no tenía y yo quería entrar, nos adentramos unos 50 metros por las retorcidas galerías, llenas de huesos y calaveras, que pese a no ser experto en geología diría que hizo el agua, y en donde estaba muy y muy oscuro, con la sola luz de mi cámara puesta del revés, mostrando alguna fotografía clara, que me diera luz. La cámara se apagaba cada dos minutos, y a mi me encantaba, porque estábamos rodeados de tumbas de muertos, de esqueletos de calveras y con tan poca luz y que encima se apagaba, que yo tenía una sensación tétrica, de vacío, de soledad, verdaderamente interesante. Ya sabéis que me encanta vivir sensaciones, por el mero hecho de vivirlas, aunque bueno, al fin y al cabo, pese a todas la mitologías que rodean a la muerte, los muertos, muertos están y a decir verdad, yo tenía más miedo de encontrar alguna serpiente, que de esos cuerpos inanimados, pero la sensación era bastante interesante.
Esta mañana alquilamos una moto, y nos fuimos otra vez los dos a ver los pueblos cercanos, y ha sido seguramente uno de los mejores paseos en moto que me he pegado en mi vida. Esto está llena de bancales de arroz verdes, de gente que trabaja los campos de arroz, de tumbas en mitad de los campos. Y luego hay también las casas tradicionales torajas, que están elevadas del suelo unos dos metros, con anchos pilares redondos de madera, donde dentro hay normalmente dos habitaciones para dormir y un comedor y están decoradas con gravados muy costosos de hacer. Hacer una casa aquí es de un arte y una técnica muy complicados, además también porque tienen unos tejados muy extraños también, que no sabría describir, parecen un barco invertido. Hay también juegos de imágenes muy curiosos, como encontrar, por ejemplo al lado de estas casas enclavadas en paisajes selváticos, solitarios, parabólicas y gente que ve la televisión. Si a todo eso sumamos las grandes sonrisas que los Torajanos nos ofrecen siempre a nuestro paso, su amabilidad y curiosidad sana, y el restaurante al que voy a cenar cada noche, y que cada una de esas noches me sorprende con mejores y mejores platos, con verduras y frutas que saben no industrialmente, y que están cultivadas en el edén, porque saben realmente a su sabor y no como en Europa, con tomates que no son verdura y una extraña vivencia de la muerte, hacen de este lugar uno de los lugares más interesantes donde he estado, un lugar que mañana seguiré investigando a lomo de la moto que conduzco con Maurine y que está siendo una experiencia fantástica digna de alguien que pretenda hacer de su vida una obra de arte y no la sucesión temporal de un reloj que se quema a cada segundo.

Que comáis mucho tomate, pero para la ensalada ;)

miércoles, 27 de julio de 2011

Tortugas, fiesta y futuro


Es curioso cómo las situaciones cambian en viaje y cómo pasamos, de ciertos momentos generalmente buenos, aunque haya algunos malos, a otros momentos radicalmente distintos, que pueden ser realmente geniales también. Es curioso también cómo nuestros prejuicios, y nuestras falsas percepciones, pueden darnos lecciones de vida, y es curioso también cómo es un momento en que nos planteamos la vida de nuevo, una y otra vez.
Ahora mismo estoy en el aeropuerto de Manado y vengo de la isla Pulau Bunaken, que es un lugar al que se va básicamente a bucear, así que culturalmente no podría decir demasiado aquí sobre los lugareños, excepto que son verdaderamente muy sonrientes, muy agradables. Cada noche se hacen fiestas con alcohol y en el lugar donde yo estaba, había siempre músicos, así que me pasaba las noches tocando la guitarra o algunas percusiones, o incluso en ukelele. Han sido verdaderamente divertidos estos dos días.
Es un lugar realmente paradisíaco. Al llegar, me recordaba un poco los pueblos mediterráneos de mi costa valenciana, con casitas pequeñas, de mar, con ventanas de madera y como muy abiertas al exterior, las puertas abiertas y todo el mundo sonriendo cuando llega el extranjero y usando sus cuatro palabras de inglés “hi, mister”. Gracias Indonesios sonrientes, hacéis que mi viaje sea realmente muy agradable. Por cierto, en lo que acontece al inglés, me lo he trabajado y ahora noto una evolución importante. Es la primera vez que llego a mucho más que decir cuatro cosas, y ya me siento a gusto en inglés, sin tener que esforzarme, me río con las bromas, las cojo rápido. Estoy realmente muy contento de mi evolución, y ahora creo que ya puedo realmente decir que hablo inglés, aunque no lo hable muy bien. Necesito progresar.
En la isla he conocido a un alemán, un tio enorme, un español, más loco que una cabra, y dos eslovenas. Estaba todo el día con ellos y ha sido muy bueno. En el agua he conocido miles de peces, lo mejor ha sido ver tortugas bajo el agua, en mi segunda inmersión vi cinco, incluso una con esos pequeños pececitos que las rodean y que se comen el plancton de su caparazón. En un momento hubieron dos que venían en mi dirección y era realmente muy impresionante. Por lo demás, el buceo aquí es peor que en Sorong, aunque es bonito, pero después de ir a Raja Ampat, todo lo que veas, no te parecerá jamás tan bonito. Vi también, por primera vez en mi vida un ataque subacuático, lo cual es bastante difícil y es obvio que es causa del desconocimiento de algunos. El triger es un pez que pone sus huevos bajo el agua, claro, pero a diferencia de otros peces, los protege, y nunca tienes que acercarte al perímetro en que están sus huevos y si entras y comienza a atacarte, tienes que salir de ahí lo más rápido posible. Yo reconozco fácilmente los triger, y nunca me meto en su perímetro, soy muy precabido con eso, pero es fácil que si sigo buceando, un día me encuentro con alguno de estos peces dándome la bienvenida. Cuando estás en su perímetro, el triger enviste con el morro, tiene un diente muy fuerte, y además, puede morderte también, normalmente pequeñitos mordiscos, pero puede morder grandes bocados también. A una mujer le mordió un triger en un moflete de la cara y le hizo un tajo de 2 centímetros, y a otro, un francés, le dió otro triger, muchos mordisquitos por el cuerpo. Bucear es un deporte de riesgo, todos lo sabemos, pero es que meterse en el agua sin saber que es un triger, es una locura. Normalmente no vas a morir, pero puede hacerte mucho daño y dejarte cicatrices irreversibles. También vi una serpiente, qu eno he identificado aun, blanca y negra, a rayas, y las serpientes de agua, son más venenosas que las de tierra, pero casi nunca morderán a una persona, porque gastan veneno para animales que luego no se pueden comer, no son tontas.
Ahora estoy solo de nuevo, y vuelo en dos horas a Makasar, donde empezó mi viaje, aunque ahora vuelvo conociendo más cosas, sabiendo más sobre los indonesios, que son uno de los mejores pueblos que visité. Y pienso también en mi futuro y en qué hacer mis próximos años. Creo que tengo que buscarme algo para salir de Francia, y estar pagado por ello. A ver si me hago por ejemplo una tesis donde hable sobre el concepto de trabajo quizá en China y me quede por allí unos años aprendiendo Chino y conociendo la sociedad. No sé si estoy hecho para vivir en Europa, me aburre mucho toda esa gente tan seria siempre trabajando y tengo que buscarme algo: una ONG, un doctorado con mi universidad francesa.. hay tantas cosas, y tranquilos que jamás me veréis trabajando de sol a sol en algún trabajo de mierda, nací para algo mejor.
Ahora estoy solo, y es cierto que estar solo en viaje es extraño, pero sólo tienes que preguntar algo a alguien que vaya solo y dejas de estarlo, porque la gente busca estar con gente, y hay tantas buenas experiencias y gente que encuentro. Este viaje está siendo formidable, un poco caro por los vuelos. Espero que siga siéndolo. Dentro de dos horas estoy en Makasar, y quiero coger un autobús nocturno para ir a Tana Toraja, y asistir a unos entierros rituales, muy interesantes, que se hacen siempre en estación seca, es decir; ahora, donde se sacrifican animales y quiero hacer un par de trekings por la zona.

Os mando un gran abrazo, hablamos pronto, mis próximos mensajes serán culturales :)

muas muas :)

lunes, 25 de julio de 2011

Paraisos, buceo y adioses

 
Me encuentro ahora mismo en un hotel muy decentillo, que no se pasa para nada y que me ha costado 20 euros por noche. Estoy en Sorong, en donde el nivel de precios es bastante extraño, pues aquí es todo muy caro, exclusivamente porque todo se trae de fuera, en este extremo de la Papúa Indonesia no hay manufacturas.

Vengo de pasar unos cuantos días increíbles en un isla que es casi un paraíso. Es la isla de Krí, y se sitúa a una hora en barca motora desde Waisai, en donde se llega tomando un ferry desde Sorong, como os contaba en mi último post. Nos costó bastante a Santi y a mí estar a gusto en la isla: primero porque costaba mucho tiempo llegar. El primer día tuvimos que dormir en Waisai y al día siguiente llegamos a la isla, pero además, porque se les había roto el filtro para cargar las bombonas de buceo, y no pudimos bucear hasta ayer, aunque eso sí, ha sido una auténtica pasada.

La isla de Krí es el paraíso, incluso en cuanto la luz que llega, al ser una ínsula, las nubes no quedan retenidas y no hay casi lluvia, entonces es fácil que en Sorong diluvie, que en Waisai chispee o nublado y que en la isla de Krí, a sólo una hora de la de Waisai, y adentrándose en el mar, salga un sol radiante, que como digo, parece anunciar el paraíso.

En la isla he visto iguanas grades, de unos 50 cm, y los ermitaños, que me gustan mucho, y que son animalitos que cogen las conchas vacías de crustacios y bien en ellas, pero sobretodo he visto, buceando y haciendo tubo, una cantidad de vida submarina impresionante.

Sorong es un lugar privilegiado en el mundo, dicen que fue el lugar donde nació el coral, y de alguna manera que no entiendo, desde aquí se expandió el coral al mundo, entonces, ya podéis imaginar la enorme variedad de vida marina que se puede encontrar aquí. He visto, bancos de sardinas, una estrella de mar azul, un pez leopardo, pez mariposa, barracudas, e incluso un tiburón gris, que fue el colofón al espectáculo.

Bucear aquí además, es bastante difícil, porque hay corrientes, y no tienes que hacer demasiado, el agua te llevará quieras o no. La primera inmersión duró como media hora y avanzamos como un kilómetro, sin realmente hacer nada, estando quietos. La verdad es que no es tan agradable bucear en corrientes, porque cuando quieres ver algo preciso, no puedes, porque la corriente te lleva. De todas formas, Enzo, mi instructor e contaba que cuanta más corriente hay, más animales hay. No entiendo mucho de esto, así que supongo que tendrá razón.

A parte del submarinismo y la belleza de la isla, he descubierto otra parte más de la belleza de Papúa. En frente de la pequeña isla en la que estábamos hay un poblado y fuimos varios días a visitar, incluso a una misa, pero viendo que eran como las europeas, me he salido rápido. Caminando por el pueblo todo el mundo nos seguía, con una fila de unos diez niños y algún joven, que quería enseñarnos el lugar y conocernos un poco, jóvenes que además, tocaban el ukelele, lo que daba un punto exótico a la visita. Me he dado cuenta también, que en la isla no había mujeres de mi edad en la calle, y al preguntar porqué no me contestaban nunca demasiado bien, pero bueno.

La verdad es que hoy estoy un poco triste, primero porque he dejado esta isla de ensueño, ya que tengo mañana un avión a Manado y en esa isla uno puede quedarse tres meses, pero también por la calidad humana que encontré y que dejé. En la isla conocí a Enzo, mi instructor, que es un abogado italiano que tiene una mujer indonesia viviendo en la isla, muy guapa y va y viene de Europa para poder subsistir, y también encontré la gente de la isla, que es muy simpática, e Ithan también, una simpátiquísima indonesia, que hacía tubo vestida con pañuelo islámico. Tambień he conocido a una danesa y un danés, y al novio del chico, un japonés, que filman documentales, y era realmente muy interesante hablar con ellos. Estaban filmando un documental sobre las matanzas en los años sesenta de grupos de oposición. Aparentemente se mató mucha gente por aquí. Aunque seguramente, por lo que estoy más triste es por haber dejado a Santi, aunque ya teníamos que separarnos y ya tenía ganas yo también de separarme de él, aunque sólo para hacer una parte solo, porque realmente creo que jamás encontré una pareja de viaje con quien me llevara tan bien. Nunca nos hemos levantado la voz, nunca problemas graves, en casi quince días de convivencia viajera y pasándolas canutas muchas veces. Es un tipo que me complementaba muy bien y un tipo muy divertido, y en las peores situaciones, siempre te saca algo divertido y parece que todo sea más fácil. Ha sido encantador viajar con él y seguro que nos vemos más tarde pro Europa. Gracias Santi.

Ahora ando yo solo y me toca afrontar la última parte de mi viaje en esta condición, aunque creo que tras manado, volveré a encontrar muchos viajeros y ya no estaré solo. De todas formas, la gente Indonesia es muy agradable, aunque es cierto que la gente de Sorong es un poco extraña, como más que curiosa, como entrometida. De todas formas, mañana salgo de Papúa, pero me llevo una gran experiencia de aquí, que jamás olvidaré, sólo desearía que el resto del viaje siga siendo tan extremamente maravilloso como ya lo está siendo.



¡Hasta muy pronto, amigachos!

jueves, 21 de julio de 2011

Theys Eluay, el mar de seram y los sueños

Me encuentro en un ferry, camino de Waisai, desde Sorong, estoy en lo que debería de ser la bodega, en un compartimento con un montón de literas verdes, de dos alturas cada una. No hay mucha gente, unas 100 persona más o menos, cuando hay seguramente espacio para unas 300. Delante de mí hay una chica preciosa, de morfología ya muy asiática, y no sabría decir su edad, porque confieso que si ya soy torpe calculando edades, jamás llego a dar con las edades asiáticas, las encuentro a todas jovencísimas. Dejé ya atrás supongo la gran mezcla Papúa-Indonesia, y está claro que conforme más avance en mi viaje estaré cada vez más en Indonesia y menos en Papúa, y ya he podido comprobar que es verdad que son dos países muy distintos, y los dos preciosos, tanto culturalmente como en los rasgos de sus gentes.

Me encuentro cruzando el mar de Seram y ayer estaba en Jayapura y visité la casa de Theys Eluay. Fuimos a visitar su tumba, que es muy fácil de encontrar porque está a la salida del aeropuerto, y que yo encuentro que está puesta ahí a propósito, para que nadie olvide, y sentados sobre la tumba me percaté de que había un grupo de Papúes que creo que siempre están ahí, y que nos recomendaron ir a su casa. Yo les tomé unas fotos, pidiéndoles que levantaran el puño todos, y lo hicieron, e incluso al final se puso un tipo en plan combate con una pala, y a mí me hizo pensar en el germinal de Zola.

A decir verdad, yo esperaba encontrar en la casa del líder independentista, algo así como un museo, una exposición, pero no había nada de eso; había su familia, con unos carteles a favor de la independencia y unas fotos relevantes de la vida de Eluay. Lo veíamos con Koffi Anan en un par, por ejemplo. Era sorprendente ver un personaje tan carismático, una especie de mito entre los Papúes, y ver a su hija, a su mujer, a sus hermanas, que estaban allí y se le parecían mucho y nos hablaban ¿Habría un sustituto a Eluay? ¿La resistencia Papúa acababa en él?

Tuvimos la suerte, por la parte de lo que supone aprender, de que el avión que nos llevaba desde Jayapura a Sorong hacía escala en Timika y pudimos ver por unos segundos, otra de las realidades Papúa: el aeropuerto de Timika es muchísimo más moderno, más limpio y acogedor que los de Jayapura y Sorong, que son respectivamente, la primera y la segunda ciudad de la región. Era impresionante comprobar como para un lugar tan pequeño había un aeropuerto tan grande y tan moderno, y entonces Santi me dijo que el aeropuerto había estado construido por la empresa Freeport. Había una grúa en el exterior que hacía las veces de rotonda, y una ruega gigantesca de ese tipo de grúas que llegan a soportar cargar de siete toneladas, así como unos carteles anunciando que la empresa defiende el ecosistema de animales y de los nativos.

Freeport es una empresa que explota una mina de oro al lado de Timika. Contamina ríos y destruye selva, se lleva todo el oro a Estados Unidos y deja dinero para quién firmó los derechos y poco más. Supone un 2% de la riqueza Indonesia, pero los indonesios tocan muy poco, los Papúes, nada. Resultaba bastante repugnante ver como en el aeropuerto hay carteles explicando que freeport defiende la naturaleza y ayuda a los indígenas, cuando está destruyendo su hábitat. Ha escabado un agujero en la tierra de dimensiones enormes y como cualquier mina de oro, es muy contaminantes, porque debe vertir al agua desechos químicos que la contaminan, materiales que sirven para la extracción y limpieza del oro.

Hubo un atentado no hace tanto, para destruir la máquina que vertía los residuos químicos al río. Y debo decir que la empresa freeport recibe fondos españoles, así como fondos de la mayoría de los más importantes países europeos: somos muy solidarios, internacionalizamos el colonialismo y el capitalismo financiero y nada más!! Hay mucha gente que piensa que la violencia es inútil, y yo lo pienso también generalmente, pero es que venir aquí, extraer el oro de una mina que contamina desastrosamente el hábitat de toda una región donde vive mucha gente, destruir un modo de vida donde antes se vivía de lo que daba la selva, y de hecho, desde el aire este lugar es una fotografía del amazonas, y sin embargo no dar ni un poco de dinero a esta gente, es violencia y no me extraña que los Papúes necesiten devolverla con atentados, porque quién pega segundo, sólo responde a un ataque y para mí, es legítimo.

Ahora me encuentro navegando sobre el mar de Seram, y jamás pensé que haría esto, jamás supe ni siquiera, de la existencia de este mar, y ayer estaba en Jayapura, y caminaba por las calles de Sentani, y descubría que estos Papúes son francamente geniales. Siempre con sus sonrisas, siempre muy curiosos, siempre muy amables y he descubierto que de esta parte de Papúa, la gente es también muy agradable, muy curiosos, quizá demasiado para nuestra cultura. Caminábamos ayer por el malecón de Sorong y todo el mundo nos preguntaba que a dónde íbamos, que de dónde éramos, nos paraban por la calle para decirnos “Hello mister” y yo al principio me sentía un poco intimidado, pero luego me di cuenta de que era normal, me calmé y disfruté del paseo, respondiendo a los agradables y sonrientes lugareños. Sorong es una ciudad alargada, situada en 6 km a lo largo del mar, y algo curioso de lo que me di cuenta es de que es una ciudad sin centro urbano, como podría ser un centro urbano a la europea. No hay un lugar donde esté todo, y todo es disperso: aquí un banco, más allá un centro comercial.

Me encuentro en un barco sobre el mar de Seram, destino Waisai, donde mañana cogeré un barco para ir seguramente, si todo sale bien a la isla de Krí, para bucear por unos de los rincones submarinos más vírgenes del planeta y ayer estaba en Sentani, región de Jayapura, y estaba a 50 kilómetros de pisar oceanía y no podía pasar porque el estado Indonesio limita el contacto entre una parte y la otra de la isla, negando la entrada si el visado no se obtuvo previamente, y sólo dejando esta entrada abierta, cuando la frontera entre Indonesia y Papúa Nueva Guinea es larguísima, en otra clara estrategia de “indoneseización”. Jamás creí que estaría en un lugar así, en un mar llamado Seram, en la bodega de un barco, y jamás pensé que estaría en la casa de Theys Eluay y que escribiría un día un post para colgar en un blog mientras viajaba por indonesia, y creía que tenía que contar algo. Todo esto tiene para mí connotaciones oníricas, esto es un sueño, es un sueño porque como en los sueños, nunca se cree que sea del todo verdad que se vea lo que se ve, que se viva lo que se está viviendo, porque como en los sueños, nada es predecible y muchas cosas son posibles, porque como en los sueños, no existen muchos límites y nos sentimos generalmente plenos, pero ante todo, porque sobretodo, en los sueños despertar es perder y es triste, porque como en los sueños no podría haber nada más trágico en este momento de mi vida, que despertar.



Faites de beaux rêves mes amis ^^

martes, 19 de julio de 2011

Lagos, caldo y “love yous” :)


Este día lo pasé en Sentani, todavía con Santi, con quien me lo paso muy bien, y me complemento genial. Debido a la difícil orografía Indonesia y más todavía en la parte de Papúa, la mayoría de desplazamientos se efectúan en avión, y el medio está tan normalizado que los aeropuertos parecen casi estaciones de autobús. He visto pasajeros que incluso transportaban savas o ubis en sacos de plástico, pasándolos por los scaners. En los aeropuertos no se puede fotografiar, y ya lo hice una vez en Irán y me llamaron la atención, así que no lo he hecho, pero habían fotos realmente interesantes que tomar. La verdad es que en Indonesia, cuando tomas un vuelo, sorprende la falta de obsesión por la seguridad que se encuentra en Europa, y puedes subir al avión con muchos líquidos, y vimos a un militar, subir con un machete, por ejemplo. Otro dato interesante, es que a parte de Batavia, que es la compañía con la que volé desde Makassar a Yajapura y Air Asia, con la que tengo la mayoría de mis vuelos, el resto de compañías del país están puestas en la lista negra europea. Ninguna de ellas podría volar en Europa, pero sinceramente, yo no las veo tan tan mal. El avión que cogimos esta mañana, estaba feo por dentro, pero mientras el motor y el sistema hidráulico funcionen, supongo que el resto de funciones, podrían considerarse, en cierta medida, “extras”. En fin, llegué. Es verdad que muchas veces cuando tomo un avión, incluso en Europa, al aterrizar me digo que el destino me concede una prolongación más de vida, hasta el siguiente vuelo. No es superstición, sólo una reflexión no muy meditada, pero es divertido pensar incongruencias, pese a que sólo deban pensarse de vez en cuando.

Cuando se llega a Sentani, lo primero que destaca es el calor. Pasamos de los 1500 metros en Wamena, a muchos menos aquí, y en la temperatura se nota muchísimo. Con nada que hacemos, sudamos, y yo que no sudo nunca, me sorprendo bastante, además por eso es me gusta tanto el calor. Y en fin, siempre me gustará, porque aunque sude, no me constipa como con el frío.

La gente en Sentani es menos familiar que en Wamena, un poco menos acogedora, pero el ambiente sigue siendo muy agradable, la gente sigue siendo muy acogedora, sólo que aquí se nota que las diversas multiculturas Papúas están más “invadidas” por los indonesios. A decir verdad, el mestizaje entre indonesios y Papúes es muy presente aquí, la mayoría son mestizos, y creo también que aquí ellos y ellas son de verdad muy guapos, con esa bonita mezcla. Han sacado la voluptuosidad de los bosquimanes y la finura de los asiáticos. Ellas son muy bonitas.

Nuestra atracción del día fue visitar el lago Sentani. Empezamos por Yabaso, pero hacía una locura de calor impresionante, y decidimos en seguida que allí no se podía estar, que no se podía caminar, y decidimos irnos hacia otro lugar. De la otra parte del lago, había leído Santi que había un restaurante al borde del agua, en el que se comía bien y se podía estar un ratito al fresco. Así que decidimos ir allí, rezando para que hubiera cerveza. El caso es que no lo he dicho, pero en Wamena no hay cerveza, bueno, sí que la hay, pero caliente puede costar unos 4 euros y fría, unos 8, porque como todo se transporta en avión y en los alrededores de Wamena ni hay cultivos de cebada, ni mucho menos, fábricas para destilarla.

Llegamos al restaurante Yougwa y había cerveza, y fría, a 35000 rials indonesios (algo más de 3 euros) y sencillamente, me la merecía, por tanto que estudié este año y por las condiciones que soporté en los trekings, sólo por aprender cosas. Tomamos la cervecita, y era una pilsener, que son suaves, una “Bintang”, que me recordaba un poco a la heineken, que tanto le gusta a mi padre, y que a mí me parece demasiado suave. Tras la cerveza, y con lo bien que se estaba allí, probé primero un batido de aguacate, y luego, un batido de nescafé. Me gasté 7 euros en total, caro aquí, pero es que hay veces, y no pocas, que me lo merezco.

Una anécdota curiosa, es que entre el primer y el segundo batido un grupo de unas quinze personas llegaron y se sentaron cerca de Santi y de mí y empezó, una de las madres, a preguntarme cosas en inglés, que de dónde venía, que qué se me había perdido en un lugar como Jayapura, y la más divertida, que si estaba casado. Santi me decía que es normal preguntar estas cosas por aquí, que es símbolo de buena sociabilidad, pero al decir que no, he oído como muchas voces de “ay, qué pena” y me ha hecho gracia. Un momento en que he dejado luego a Santi solo y me he salido fuera, una de las niñas que hablaba bien inglés, de unos quinze años, me ha preguntado si podía hacerme una foto con ellas, y he dicho que sí, así que de una en una han ido pasando, incluso las madres, para hacerse fotos conmigo, y cuando se despedían, algunas de las niñas me decían love you, love you ^^ Me voy a quedar a vivir por aquí, que dicen siempre cosas bonitas y no como en Francia. Y mira que hecho en falta ese aspecto de mi tierra valenciana, cómo la gente se dice que se quiere, y lo demuestra en todos los gestos, y te dicen también que estás guapo o no, y te tocan como aquí. Estando en Francia he aprendido cuán agradable es ser tocado y querido, y cada vez intento más demostrar mi cariño a la gente, aunque nunca he sido demasiado expresivo, seguramente debido a mi carácter solitario y a mi idea de que sólo solo se pueden aprender tantas y tantas cosas. Lo siento amigos, me esfuerzo.

En el restaurante, Santi y yo nos hemos percatado también de la cantidad de militares y policías que venían a comer. Santi los llamaba a todos “hijos de puta”. Es curioso que pienso que Santi y yo en el fondo, tenemos cosas muy coincidentes, y es seguramente una de las personas con quien mejor he viajado, pero él es un tipo muy expresivo, muy extrovertido y siempre entra a la gente muy fácilmente, y en eso, es un poco diferente a mí. Todo el mundo se ríe en seguida con él y todo el mundo lo saluda efusivamente. Me gusta mucho estar con él, porque me aporta un complemento que yo no tengo y además, él sabe muchísimo de foto y no para de enseñarme cosas: detalles en los que jamás había caído, funciones de mi cámara, etc.

Cuando hemos salido del restaurante, que está en mitad de la carretera, aunque los coches no se escuchan al borde del agua, íbamos a parar el transporte público, pero yo me he puesto a hacer el tonto, como si hiciera autostop, y no os lo vais a creer ¡¡me ha parado una hormigonera!! Nos hemos subido, con un Papue muy majo, que nos ha dejado cerca del hotel.

Una cosa que se me olvidaba, es que entre Yabaso y el restaurante al borde del lago, hemos tenido que cambiar de transporte público, y como no era sencillo, hemos tenido la suerte de encontrar un tipo que hablaba perfectamente inglés, que nos ayudó. Él decía que nos ayudaba porque quería practicar el inglés y nada más. Yo le he preguntado que dónde aprendió, hablaba muy bien, y el me ha dicho que estudiaba teología en Australia pero que dejó de creer en el catolicismo y trata de vivir como profesor de inglés. A decir verdad, creo que se notaba bastante que era uno de esos chicos que ama otros chicos y no creo que eso case muy bien con ser cura, en la concepción actual cristiana, ni del celibato, ni de la familia. Además, era un tipo muy interesante, proveniente de Timor Leste. No sé si sabréis que Timor Leste era una antigua colonia portuguesa, él tenía apellido portugués -Da Silva- y le he preguntado si estuvo en su país cuando los horribles sucesos de una década atrás (creo), alrededor de 1999, cuando se mataron muchos y muchos independentistas Timor Lesteños, que además en su mayoría eran comunistas. Él me ha dicho que estaba traumatizado con lo que vió y que no quería hablar de eso. Le he preguntado que qué le parecía la situación política en Papúa y él no me ha dado una respuesta política, pero me ha dicho que tenía miedo, porque hay una tensión que al turista pasa de largo, pero que en cualquier momento la violencia se desata y cae sobre todos, como ya ha pasado muchas veces. A mí me gusta saber cobre cómo se siente la gente en todos estos conflictos. Es mi parte solidaria de viajar, muy importante: aprender los problemas sociales y políticos y explicarlos, para crear una opinión social internacional que sea consciente de momentos sociales muy nefastos que no deberían jamás ni suceder, ni mucho menos repetirse. Sé porque soy un pesimista optimista, o porque todos los pesimistas son optimistas que descubrieron la realidad, como decía el gran Saramago, que seguramente no cambio nada, pero como dice Fermín Muguruza, no será culpa mía que nadie pasó en mitad de la plaza, porque había una grna piedra, porque yo por lo menos intenté moverla.

Para acabar con más actualidad política, mañana voy a tomar otro avión hacia Songo, y al día siguiente me iré a Raja Ampat, uno de los mejores lugares del mundo para bucear, muy caro también, pero antes quiero visitar aquí un monumento y un parque dedicado a la memoria Theys Eluay, un antiguo líder independentista que fue estrangulado en noviembre del 2001 por fuerzas especiales indonesias, el Kopassus, por tratar de conseguir un referéndum por la independencia de Papua, respaldado por la ONU. Los acusados recibieron sólo tres años y medio de cárcel ¡Gravísimo!

Este fue sin duda un buen día, espero que el resto de Indonesia siga siendo tan interesante y acogedor. Os mando un beso y os prometo contarlo pronto. Muas muas :)

lunes, 18 de julio de 2011

Descanso, mosquitos y Wamena

El día de ayer fue un día de no hacer demasiadas cosas, un día de descanso merecido, tras un trekking realmente muy duro. Al llegar aquí me di cuenta que no dominaba mi nueva cámara “Pentax K5”lo suficiente y que mis primeras fotos no habían sido tan satisfactorias como las esperaba, así que utilicé mi día para leer el manual de la máquina y hacer unas cuantas pruebas. Además, dio la coincidencia de que fue un día bastante lluvioso, con lo que la excusa estuvo más que servida.
Hoy, ya más descansado y con un día un poco menos lluvioso, aunque mientras escribo estas líneas un poco sí que llueve, fue el día de ir a visitar Suroba y Dugun, dos pequeños poblados de la parte norte del valle, que parecían muy interesantes según la guía de Lonely Planet (que todavía no he abierto y que siempre leen los demás, a mí me aburre, prefiero aprender preguntando a la gente). Tomamos en la mañana un becak, que es un transporte similar a una bicicleta, con tracción humana,  y que delante, en vez de llevar una sola rueda, lleva dos y en medio un pequeño asiento donde caben dos personas muy apretadas. Tras ello tomaríamos un bemo -un autobusito de tipo furgoneta- para ir a los dos poblados, que se sitúan muy cerca uno del otro, y se pueden hacer a pie.
Llegamos sin demasiadas complicaciones, practicando fotos con mi nueva cámara -que luego comprobaría que cada vez salen mejor, con mejores resultados- y cuando llegamos a la terminal de bemos, tras esquivar algunos caza-turistas listillos y habituales, tomamos el bemo y en sólo 15 minutos ya estábamos allí.
Decidimos primero ir al poblado de Suroba, muy bonito, precedido por un puente de madera un tanto tétrico, parecía salido de una película de terror de caníbales, y en realidad lo que anunciaba era un cenagal. En efecto, Suroba es un pueblecito muy bonito, donde las casas se dividen en diversas empalizadas familiares, ocupadas por las diversas familias -quiero decir-, y que parecen de algún modo hechas para protegerse del exterior. De todas formas, hemos podido pasar sin problemas, tomar fotografías y hablar con las familias, pero no hemos estado mucho tiempo, y ni siquiera hemos ido a Dugun, porque estando en Suroba, poco a poco empezó a llover, y siendo también que es campo, y además, realmente muy fangoso, antes de que lloviera, detecté un montón de anófeles (el mosquito que transfiere la malaria y que he aprendido a reconocer: conocimiento es poder), y aunque la inmensa mayoría no transmite el virus, y sólo lo transmite le hembra, que es más pequeña que el macho, hemos decidido que nos amamos, y nos hemos vuelto a Wamena, sin que nos haya picado ninguno!! No os preocupéis!!
A la vuelta hemos salido a comer, y a tirar algunas fotos por Wamena. Yo estoy contento porque voy dominando mi nueva K5. Una anécdota graciosa es que vimos dos chicas asiáticas, muy guapas y Santi les pidió hacerse una foto, y las dos querían salir conmigo, primero las dos, luego la una y luego la otra. Siempre está bien que le suban a uno la moral, ¿no? ^^
Ahora estoy en el hotel, y mañana saldremos de Wamena para Sentani, a ver unos poblados para pescadores en un lago cercano. Esta noche comemos con nuestros amigos euskaldunes, que acaban de llegar y dejo este rinconcito del mundo, que realmente me ha encantado como pocos, pues quedan pocos lugares tan auténticos como éste, y sólo lamento que el estado indonesio sólo los utilice para explotarlos, y que en esta parte de su país se invierta realmente muy poco, como pasa en tantos y tantos rinconesdel mundo -como el kurdistán turco o sirio, la zona este y sur de Myanmar, etc.-, que quieren legislarse autonomamente, merced a una cultura realmente distinta.

p.s. de las picadas de pulga, en sólo dos días casi ya no pican, con lo que las buenas sensaciones del trekking, saben veinte veces mejor.

Ioh (adiós), como dicen mis hermanos Papúes!!